Mi destino

Soy prisionero
de mi nave, de mi barco
a la deriva con mi velero
el mar salado parece cielo.

No tengo una meta
no tuve un principio
yo sigo mi senda
sin ningún poderío.

Seguido por mi destino
navego por mares y fronteras
y son mi único amigo
el agua y las estrellas.

No quiero poseer tierras
y huyo de mi propia sentencia
yo río cuando quiera
y no hay leyes por mis venas.

Cada milla montado aquí
cada paso en este viejo trasto
cada día, cada año
me gusta más mi trabajo.

Soy un hombre viejo
pobre, sin dinero
y es que tan solo poseo
mi barco, mi velero.

Pero no me importa
pues mis experiencias aquí
nadie más como yo
las podrá vivir.

Es bello el atardecer
es valiente la marea
y tan sutil es el suave viento
que en mi cara roza sin ningún miedo.

 Y es que yo soy prisionero
de mi nave, de mi barco
a la deriva con mi velero
el mar salado parece cielo.








  




 

No hay comentarios:

Publicar un comentario