Cuando el verano se va
y las nubes empiezan
la tristeza vela
en las noches con estrellas.
Así, las hojas entristecen
y se dejan caer muy lentamente.
Una a una y nunca por orden,
van cayendo al suelo
mustias y pobres.
Largos retos les esperan
y algunas terminan llorando
con sus gotitas de lágrimas
que el viento se las va llevando.
Cuando caigan al suelo
su padre se desarropará
y he aquí el árbol
que termina por llorar.
Y todas esas gotitas
de lágrimas sin cesar
hacen el rocío de la mañana
que sale al despertar.
El viento enamorado
del rocío al amanecer
hace un remolino
y a la hojas deja caer.
Ha llegado el momento
les dice su papá
volar entre el aire
y muchos sitios visitad.
Las hojitas llenas de tristeza
se despegan de su papá
hacen un impulso
y del viento acompañadas, se van.
El último adiós para su amo
el último adiós para su hogar
y el último adiós que cae al suelo
y que nunca se descubrirá.
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