El príncipe orgulloso

Hace mucho tiempo existían dos príncipes. El mayor se llamaba Pedro y tal era su vanidad que creía ser conocido en todo el mundo.
Pasó el tiempo y aquel joven príncipes tenía que buscar a una princesa para casarse con ella.

Se pasó un año buscándola; de país en país, se recorrió a todas las jóvenes, que para él, no eran lo sufícientemente hermosas.
Hasta que un día, andando por la selva de África, se cruzó con una muchacha espantosa, con verrugas en la cara y manchas verde en la frente.
La joven al verlo le dijo que ella era su princesa y que no iba a encontrar a otra más bella. Él príncipe continuo caminando, intentando no mirarla e ignorarla.

Pasó el tiempo y Pedro volvió a palacio sin ninguna princesa. Pero en el palacio había surgido algo nuevo, su hermano pequeño se había casado.
El príncipe se quedó sorprendidísimo. Había recorrido todo el mundo y no había encontrado a una joven tan hermosa como aquella.

Pedro al hablar con el hermano, este le dijo que antes de casarse era espantosa, pero que al mirarla tenía  una mirada limpia y sincera, y por esa razón decidió casarse con ella.

El príncipe habló unos momentos con la mujer de su hermano y ésta le señaló:
- Te dije que era tu princesa. Te dije que no ibas a encontrar a otra más bella que yo.
En ese momento Pedro recordó a la joven espantosa que se cruzó en el bosque. El tenía que haberla mirado.                            
La mujer le leyó la mente y antes de irse le dijo:                       
- Aun que lo hubieras hecho, no lo hubieras notado,                     
porque es verdad que cada cosa tiene su belleza, pero también es verdad, que no todos pueden verla.                                                           
                                                                        
                                  FIN

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